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La Religión enajenadora

Debo comenzar diciendo que soy un hombre católico profundamente creyente en un Dios que es amor, sólo desde allí me sitúo para hablar y pensar. En todo caso no pretendo desacreditar a la Iglesia en general ni acusar mala intención, tiene muchas bondades y gente que la vive de verdad, pero creo que este fenómeno se da en la mayoría de los casos, creo haberlo vivido y lo denuncio.

Primero estableceré un punto metodológico desde donde comienzo. Está en la biblia escrito. «Dios es Amor»(1 Jn 4, 8). Si esto es así, y la Iglesia busca acercar a Dios a la gente, esta institución persigue acercar a la gente al amor. Además, de este mismo silogismo se desprende que escencialmente es un nexo, un conducto, un camino, en ningún caso una divinidad. Acotado esto podemos continuar.

En la Iglesia, en general podemos ver una serie de obras que aparecen como «buenas», «piadosas», «comprometidas», o «beatas», que son propuestas y sugeridas a quienes participan de ella. Por ejemplo, asistir a misa, ser genroso, tener un pensamiento que respetando al magisterio sea «de avanzada», participar activamente de retiros, peregrinaciones, vigilias, misiones, trabajos, reuniones, etc… Siendo entonces la Iglesia el «camino a Dios, al Amor» entonces todas esas obras aparecen como la «voluntad de Dios», el modo de proceder de quien se relaciona con él. Así se va fijando un fin para los cristianos en ser un participante activo.

Pero estas obras son proposición de la Iglesia, no necesariamente son el fruto de la relación personal con Dios ni representan necesariamente el amor. Un matrimonio que no se separa por que la Iglesia propone el matrimonio «hasta que la muerte los separe» aunque el padre abuse de los hijos, o una familia que rechaza y reprime a un hijo o una hija homosexual por que San Pablo dice que es pecado no están actuando según el amor, sino que están asumiendo la postura propuesta como figura de valor por la Iglesia. De esta manera, la Iglesia se vuelve una «administradora del amor», en vez de Dios.

Así podemos ver cómo se genera una relación entre «clientes de la fe» y una «pulpería del amor», en el sentido que es la Iglesia quien reparte la relación con Dios y no la que la posibilita. La normaliza y acota, produciendo una relación con un Dios normativo, donde el dogma y la tradición superan al amor. Entonces el cristiano en vez de recurrir al amor en su vida, recurre a estas instituciones.

Esto también es apreciable en la sumisión laical a los consagrados, sobre todo a los sacerdotes, quedando ellos en una posición mucho más autoritaria que el laico. De esta forma la Iglesia es también un titiritero que genera un conducto regular para la oración y la inserción de Dios en la vida de cada fiel.

Otra consecuencia también es que la gente persigue esta figura del valor del «beato» o «piadoso» para sus vidas sin cuestionarlo. Hay un fenómeno que se da y es entonces la caracterización de algunos como «buenos», «comprometidos» dándose así un cierto grupo que cae en una cierta condición de «élite eclesial». Así, puede darse una cierta sensación de «misión cumplida» en estos o una relación desigual vertical con quienes no han alcanzado la «casta beata». Así se da que el que más necesita de Dios o que lo ha encontrado en otras cosas es rechazado, al igual que los fariseos rehazaron antaño a quien no contaba con el favor divino por haber caido en la lepra o la ceguera.

¿Donde queda entonces el Jesús que cura a los leprosos? ¿Donde está el Jesús de la adúltera? ¿Dónde está el Jesús que come con cobradores? ¿Se acerca a ellos por deber o les ama? ¿Acaso hemos dejado que la mecánica eclesial del “cliente de la fé nos lo robe para normalizar al beato como figura de valor?


5 Respuestas to “La Religión enajenadora”


  1. septiembre 5, 2009 a las 1:12 am

    Por que todo en este mundo es acerca de dinero…

    La religion fue para muchos salvacion, hoy para muchos es ambicion… Se aprovechan de las personas y causa repudio a veces.

    Lo mejor que puedes hacer es vivir tu, la religion como la quieres vivir, respetando a los demas y enseñando la palabra de la moral y el respeto por los demas. Enseñando a vivir en paz.

    Saludos

  2. septiembre 22, 2009 a las 9:59 pm

    Hola! Aqui conociendo tu página! Gracias por visitar mi cómic.
    Sabes? Me gustó mucho lo que expresas aquí, y curiosamente estoy leyendo un libro que habla de Homofobia, y explica como se fue originando y consolidando en nuestra cultura, y precisamente habla de que «san» Pablo, escribió para diferenciar a los primero cristianos de los paganos quienes veían de manera más normal la homosexualidad. Me parece terrible las consecuancias de un texto escrito por UN SER HUMANO, cuanto sufrimiento a tantas personas ha traido la incorrecta interpretación de la Biblia! y como tu bien lo expresas ¿dónde queda Cristo que enseñó amor y respeto? ¿¿¿por qué no seguir ese mensaje en vez de juzgar y condenar a los demás???

  3. 3 Joven Javier
    octubre 30, 2009 a las 9:13 pm

    Ya hemos conversado sobre esto.

    Sociológicamente (o intelectualmente) haulando le podríamos dar una vuelta a Foucault. Aunque él, por lo muy poco que sé, no le haya dado a Dios un rol importante dentro de su trabajo.

  4. 4 Sally
    marzo 13, 2010 a las 1:30 am

    ¡Hola! Estoy de acuerdo con lo que expresas, muchas veces los «representantes de Dios en la Tierra» están tan alejados del amor… Y en cambio muchas personas ateas aman y así se acercan a dios, sin saberlo siquiera…
    Estoy de acuerdo con Rleon que lo mejor que puedes hacer es enseñar a vivir en paz, aunque a veces sea difícil tener paciencia.


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